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El granjero colectivo Hayk recogió a una niña bonita en un camino abandonado. La rubia de ojos azules Lily Ford resultó ser una descarada mercantil, lista para mostrar sus pechos por cien dólares o dejar que le toquen el clítoris. La tramposa se escapó de casa en el auto de sus padres, que se rompió en el momento más inoportuno, y la fugitiva no tenía dinero para arreglarlo. El hombre se dio hentai gay sin censura cuenta de que estaba tratando con un pícaro al que le encanta negociar. Poco a poco aumentó el precio, ofreciéndole miel para mostrarle los senos, luego demostrarle la vagina y luego chuparle la polla. La traviesa mojada vendió tanto por trescientos dólares que ella misma no se dio cuenta de cómo se sentaba con su coño afeitado sobre el coño grueso del dueño del coche. La pregunta es, ¿quién arrojó a quién aquí, una mujer joven por dinero o un hombre por sexo?